En mayo de 1965, The Rolling Stones dieron su primer concierto en Estados Unidos. Según un artículo de St. Petersburg Times, esa noche se produjo un altercado entre 200 jóvenes y oficiales de la policía, que terminó en la suspensión del recital, luego de apenas 4 canciones. Esa noche, Keith Richards despertó en su habitación de hotel, con un poderoso riff y la frase Can't get no satisfaction, en su cabeza.
La guardó en su grabadora, y la llevó a su siguiente sesión de estudio de donde salió una emblemática canción de "algo improvisado"
La guardó en su grabadora, y la llevó a su siguiente sesión de estudio de donde salió una emblemática canción de "algo improvisado"
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